{"id":5339,"date":"2016-03-17T14:40:31","date_gmt":"2016-03-17T14:40:31","guid":{"rendered":"\/?p=5339"},"modified":"2016-03-30T19:32:23","modified_gmt":"2016-03-30T19:32:23","slug":"carla-sagulo-habla-de-un-poema-de-jose-watanabe","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/carla-sagulo-habla-de-un-poema-de-jose-watanabe\/","title":{"rendered":"Carla Sagulo habla de un poema de Jos\u00e9 Watanabe"},"content":{"rendered":"
Piedra de cocina<\/strong><\/p>\n I<\/p>\n Esto sucede en la cocina cada domingo: Mi hermana, en su crueldad funcional y sin pesar, II<\/p>\n Es m\u00e1s f\u00e1cil coger un cuchillo de d\u00eda que de noche, Esta noche distingu\u00ed en la cocina De La piedra alada, Pre-textos\/Bajo la luna, Buenos Aires, 2009<\/em><\/p>\n <\/p>\n Sobre Piedra de cocina dice Carla Sagulo:<\/em><\/strong><\/p>\n Casi todos los poemas de La piedra alada<\/em> de Jos\u00e9 Watanabe parten de una imagen precisa, o llegan a ella luego de una breve introducci\u00f3n narrativa, en la que nada sobra tampoco. Forma parte de esta imagen primordial una piedra, que suele estar personificada de una u otra forma: puede ser una madre, una hermana; puede ser capaz de decir o de llorar, como en el caso de \u00abPiedra de cocina\u00bb. En este poema, a diferencia de otros de la serie, la personificaci\u00f3n ya no es solo un recurso po\u00e9tico (puesto en cuesti\u00f3n, por otra parte, en poemas como \u00abLa piedra del r\u00edo\u00bb), sino la forma de dar cuenta de un universo rural del que el animismo sigue siendo, a\u00fan desdibujado, un componente importante, a la par de la liturgia dominical del sacrificio de animales para el sustento de la familia, entendida como tribu. <\/p>\n Carla Sagulo<\/strong> naci\u00f3 en Buenos Aires en 1977. Public\u00f3 El vino de la casa<\/strong> (Ediciones VOX, Bah\u00eda Blanca, 2007), Fuego chico<\/strong> (Nul\u00fa Bonsai Editora, Buenos Aires, 2009) y Toro<\/strong> (Felicita Cartonera, Asunci\u00f3n 2011\/Nul\u00fa Bonsai, Buenos Aires, 2015). Es Profesora en Letras por la UBA y dicta talleres de lectura y escritura en distintos \u00e1mbitos.<\/em><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Piedra de cocina<\/p>\n","protected":false},"author":2,"featured_media":5341,"comment_status":"closed","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[286],"tags":[],"class_list":["post-5339","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-poetas-leen-poesia","h-entry"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/5339"}],"collection":[{"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/users\/2"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=5339"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/5339\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/media\/5341"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=5339"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=5339"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=5339"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nmi hermana secciona en presas
\ntiernos cabritos y conejos.
\nLos animales, despellejados sobre la tabla,
\nproverbialmente vivaces y el\u00e1sticos,
\nparece que guardaron memoria de su muerte
\nque aqu\u00ed se prolonga.<\/p>\n
\ncompromete a una piedra, la hace c\u00f3mplice.
\nEs un canto rodado negro
\ncon el que golpea el lomo del cuchillo.
\nLas presas adobadas
\nse hacen en el fuego manjar familiar, tribal,
\nque en la mesa bendecimos
\ncon vino
\ny sin escr\u00fapulos.<\/p>\n
\no una taza, o un azucarero.
\nDe d\u00eda las cosas son d\u00f3ciles, se avienen
\na nuestro dominio.
\nDe noche, en el silencio y la penumbra, nos resisten,
\ntienen otro peso, decantan su porte, aunque algunas
\nse revelan m\u00e1s f\u00e1ciles.<\/p>\n
\nel canto rodado negro. Era
\nun peque\u00f1o animal que se abrazaba fuertemente
\na s\u00ed mismo
\no se devoraba hacia dentro
\nen su apretada intimidad.
\nNo era la piedra dura que golpea el lomo del cuchillo
\ny destaza
\nlos animales de la comida.
\nYo la o\u00ed llorar y era blandita.<\/p>\n
\nEn este universo, la noche es capaz de trastocar los objetos, las identidades. La piedra de cocina se vuelve animal inofensivo, doliente, porque el objeto observado nos devuelve una mirada sobre nosotros mismos: c\u00f3mplices, v\u00edctimas y victimarios. De la observaci\u00f3n, se desprende la reflexi\u00f3n: la tristeza de la piedra, su dolor, es el dolor del poeta, es el dolor del mundo, rural o no.<\/p>\n