{"id":6193,"date":"2016-07-29T15:00:46","date_gmt":"2016-07-29T15:00:46","guid":{"rendered":"\/?p=6193"},"modified":"2016-09-07T15:40:10","modified_gmt":"2016-09-07T15:40:10","slug":"matias-moscardi-habla-poema-idea-vilarino","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/v4.cceba.org.ar\/matias-moscardi-habla-poema-idea-vilarino\/","title":{"rendered":"Mat\u00edas Moscardi habla de un poema de Idea Vilari\u00f1o"},"content":{"rendered":"

\u00daltimo poema del \u00faltimo libro de Idea Vilari\u00f1o, No<\/em> (1980):<\/p>\n

 <\/p>\n

\u00a0 \u00a0 \u00a0 \u00a0 \u00a0 \u00a058<\/strong><\/p>\n

 <\/p>\n

In\u00fatil decir m\u00e1s.<\/p>\n

Nombrar alcanza.<\/p>\n

 <\/p>\n

Sobre<\/em> 58, dice Mat\u00edas Moscardi<\/em>:<\/p>\n

Algunos poetas definen su voz, su estilo, desde el primer libro \u2013Joaqu\u00edn Giannuzzi es un fiel ejemplo de esto. Otros, como C\u00e9sar Vallejo, trabajan, en cambio, la modulaci\u00f3n de una voz singular para cada momento de su obra \u2013aunque exista un mismo hilo conductor que hilvane los diferentes grados de heterogeneidad que un mismo autor puede alcanzar en su escritura. Habr\u00eda, me parece, un tercer tipo de poetas que, finalmente, dan<\/em> con el tono, que alcanzan su voz, o aterrizan en ese plano de consistencia, despu\u00e9s de muchos libros publicados: sucede con El sic\u00f3pata,<\/em> de Francisco Gandolfo; o con No negociable<\/em>, de Roberto Santoro. Cuando leemos en perspectiva sus obras y llagamos a estos libros, se produce el efecto, la sensaci\u00f3n, de que han dado en la tecla despu\u00e9s de una larga b\u00fasqueda, de que han arribado a una voz, a un procedimiento singular, sin haber partido previamente de ah\u00ed.<\/p>\n

En el caso de Idea Vilari\u00f1o, la impresi\u00f3n es semejante: su \u00faltimo libro de poemas, publicado en 1980, parece la decantaci\u00f3n de todo lo escrito anteriormente, como un animal que se despoja de capas y capas innecesarias de piel porque entorpec\u00edan su motricidad. En algunos de sus libros previos (La suplicante<\/em>, 1945; Nocturnos<\/em>, 1955; Pobre mundo<\/em>, 1966) encontramos encriptados, en medio de largos poemas, breves pasajes en donde reconocemos a la Idea del futuro, la \u00faltima, la Idea final. En uno, escuchamos, por ejemplo: \u00absab\u00edan\/ se sab\u00eda\/ sab\u00edamos\/ cuando entonces la noche\u00bb; y m\u00e1s adelante: \u00aby no se puede\/ y no\/ y nada nada\u00bb. En otro poema extenso aparecen encastrados estos tres versos: \u00abToda la vida vive\/ toda la noche es noche\/ el mundo mundo\u00bb. Como si estuvi\u00e9ramos ante part\u00edculas at\u00f3micas que, en un ejercicio extempor\u00e1neo, uno pudiera aislar de la estructura mayor que las contiene, y luego reubicar, as\u00ed, recortadas, en su \u00faltimo libro, su mejor libro.<\/p>\n

El t\u00edtulo lo dice todo: No<\/em>. La negaci\u00f3n parece un filtro enunciativo; tiene casi el car\u00e1cter de una sustracci\u00f3n, de un contenci\u00f3n decisiva, una mesura, que deja del poema solo lo estrictamente necesario, a veces hasta mucho menos de lo necesario. Y as\u00ed termina todo, con el poema 58: el fracaso rotundo (\u00abIn\u00fatil decir m\u00e1s\u00bb) y a la vez cierta complacencia resignada (\u00abnombrar alcanza\u00bb). Un hexas\u00edlabo de tres palabras seguido de un pentas\u00edlabo de dos, como si el verso de abajo fuera la muestra encarnada de una reducci\u00f3n sonora, pero no gr\u00e1fica: la cantidad de letras de los dos versos es milim\u00e9tricamente la misma \u2013catorce\u2013 pero a\u00fan as\u00ed la cantidad de espacio en la p\u00e1gina que ocupa el \u00faltimo es mayor debido a la extensi\u00f3n de las may\u00fasculas iniciales (la N ocupa m\u00e1s espacio que la I). En definitiva: \u00abNombrar alcanza\u00bb constituye una retracci\u00f3n m\u00e9trica que con su rebaja amplifica, dilata, que expande a partir de esa s\u00edlaba menos, de ese resto r\u00edtmico. Al mismo tiempo, el verso final desdice al ante\u00faltimo. \u00bfC\u00f3mo articular el encabalgamiento despu\u00e9s<\/em> de esa clausura, de esa abdicaci\u00f3n enunciativa? Y sobre todo: \u00bfpor qu\u00e9 no el orden inverso, el orden l\u00f3gico (\u00abNombrar alcanza.\/ In\u00fatil decir m\u00e1s\u00bb)? Dispuestos tal como aparecen en el poema, queda acentuada la paradoja: \u00bfc\u00f3mo decir que es in\u00fatil decir m\u00e1s<\/em> sin decir m\u00e1s? \u00abIn\u00fatil decir m\u00e1s\u00bb implica, ya de por s\u00ed, un exceso<\/em> de inutilidad, una tachadura que el verso siguiente remarca en la misma medida que refuta: nombrar es suficiente<\/em> porque no admite ret\u00f3rica, es el despojo primordial de la lengua y, a la vez, el punto m\u00e1s complejo de una po\u00e9tica, la tarea de contentarse con acercar, como mucho, lo que uno quiere decir a lo que efectivamente dice.<\/p>\n

La obra de Vilari\u00f1o desemboca en, y concluye con, estos versos. Como si escribir \u2013y quiz\u00e1s hoy m\u00e1s que nunca\u2013 fuera f\u00e1cil. Lo complejo, en cambio, parece ser alcanzar el talle de las palabras, su calce, su horma: la medida justa. En un mundo donde el discurso se encuentra saturado, desbordado por la letra, la dificultad con la que se enfrenta, ocasionalmente, todo poeta \u2013la poes\u00eda misma\u2013 acaso tenga que ver con el silencio, con su imposibilidad, con su \u00e9tica. As\u00ed lo escribe Vilari\u00f1o: \u00abQu\u00e9 puedo decir\/ ya\/ que no haya dicho\/ qu\u00e9 puedo escribir\/ ya\/ que no haya escrito\/ qu\u00e9 puede decir nadie\/ que no haya\/ sido dicho cantado escrito\/ antes.\/ A callar.\/ A callarse\u00bb.<\/p>\n

Mat\u00edas Moscardi<\/strong> naci\u00f3 en Mar del Plata, en 1983. Es doctor en Letras por la UNMdP, donde trabaja como docente de la c\u00e1tedra Taller de oralidad y escritura<\/em>. Su tesis La m\u00e1quina de hacer libritos. Poes\u00eda argentina y editoriales interdependientes<\/em> en la d\u00e9cada de los noventa<\/em>, fue premiada en 2015 por el Fondo Nacional de las Artes, con un jurado constituido por Francisco Garamona, Ezequiel Alemian y Gabo Ferro. Public\u00f3 los libros de poes\u00eda: Los c\u00edrculos del agua<\/em> (D\u00e1rsena3, 2006), Pluvia<\/em> (VOX, 2007), Una, dos comadrejas<\/em> (VOX, 2010), Los sapos<\/em> (Sacate el Saquito, 2011), El ansia<\/em> (SeS, 2012; Neutrinos, 2013), Bruma<\/em> (VOX, 2012) y Los misterios del punk rock<\/em> (Neutrinos, 2015). Particip\u00f3 de la antolog\u00eda 30.30. Poes\u00eda argentina del siglo XXI<\/em>, publicada por la Editorial Municipal de Rosario en 2013. Compil\u00f3 y prolog\u00f3 el volumen colectivo Las olas y el viento. Antolog\u00eda de poes\u00eda argentina contempor\u00e1nea en Mar del Plata<\/em> (Letra Sudaca, 2015). En narrativa, public\u00f3 las novelas Mediopelo<\/em> (Puente A\u00e9reo, 2013), Las Cosas<\/em> (Clase Turista, 2014) y Las palabras<\/em> (Puente A\u00e9reo, 2016). Tradujo los libros Kora en el infierno<\/em>, de William Carlos Williams (Barba de abejas, 2014) y El libro de las pesadillas<\/em>, de Galway Kinnell (Barba de abejas, 2016). Es uno de los organizadores del Festival Independiente de Poes\u00eda, de Ac\u00e1<\/em>, que se lleva a cabo todos los a\u00f1os en la ciudad.<\/p>\n

 <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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