El bibliotecario virtual recomienda

El asco. Thomas Bernhard en San Salvador

Una sección a cargo de José Antonio Gómez, bibliotecario del Centro Cultural de España en Buenos Aires.

El asco. Thomas Bernhard en San Salvador, de Horacio Castellanos Moya

Madrid, Tusquets. 2007.

Pocos escritores manejan con maestría la violencia en sus textos. Horacio Castellanos Moya es sin duda uno de ellos, en la estela de una estirpe latinoamericana que reúne a autores diversos como Fernando Vallejo y Rubem Fonseca.

Cuando en 1997 se publicó por primera vez El asco (ahora cuenta con siete ediciones), la madre de Horacio Castellanos recibió amenazas de muerte y él, que por ese entonces vivía en Guatemala, decidió no volver al país. Habían pasado cinco años desde la firma de los acuerdos de paz, y nada había cambiado para El Salvador. La decepción del regreso después del exilio, el desencanto de la transición, son los materiales con los que el autor construye esta novela.

Un monólogo incendiario indirectamente relatado por Moya, antiguo compañero de colegio de Edgardo Vega, el protagonista de esta historia que arremete contra todo, hasta contra la gastronomía local: “Te podrás imaginar, Moya, como si yo considerara el patriotismo un valor, como si no estuviera completamente seguro de que el patriotismo tuviera que ver con esas repugnantes tortillas grasosas rellenas de chicharrón que de haberlas comido hubieran destrozado mi intestino, hubieran agudizado aún más mi colitis nerviosa, me dijo Vega.” (Se refiere a las pupusas, un plato típico en Centroamérica que goza de amplia popularidad).

Este es el tono de El asco, tan despreciativo para con El Salvador como despreciativo fuera Bernhard con la Austria que le tocó vivir.

Para Horacio Castellanos, Centroamérica es la continua fuente de todas sus novelas, una región tan conflictiva que le ha permitido escribir sagas enteras, un tema inagotable, y un lugar sin posible redención, condenado históricamente al fracaso y la decadencia.

Esto es El asco. Un libro al que vale la pena acercarse.

Puede leer el libro o pedirlo prestado en nuestra biblioteca, en Florida 943.

 

elasco1

Actividad anterior

Juicio a una zorra en EFE

Próxima actividad

María Negroni habla de un poema de H.A. Murena

ccebaSJ