La ley del deseo

«En Alabanza los encuentros amorosos están tratados yo diría que con pudor. Eso no impidió que algún crítico considerara su estilo como “pornográfico”, pero hay críticos que saben demasiado de pornografía intelectual como para no verla en todas partes. Creo que en España escribe muy bien el sexo Rafael Reig, pero no me atrevería a estimar una media nacional en ese sentido. Con todo, tengo claro que la narración del sexo debe ser más explícita que lírica, pues me parece casi más obsceno llamar “cetro” a la polla erecta (como hace Nabokov en Lolita) que llamarla como yo la acabo de llamar. A fin de cuentas, creo que está más cerca de nuestra concepción de la carnalidad la palabra basta que la palabra poética.»

Alberto Olmos, entrevista para Llegás a Buenos Aires

«Redistribuyó su cuerpo sobre el colchón, abriendo levemente las piernas y dejando sus manos, con las palmas hacia abajo, alejadas de su cuerpo. Así lo hacía ella. Las imágenes af luyeron a su cabeza, imágenes de pollas batidas mientras Claudia mostraba apenas un hombro, el arranque de los pechos o el elástico de las bragas que se hubiera puesto ese día para emitir. Imágenes de rostros que apenas parpadeaban, de hombres bajándose con premura los pantalones para no perderse el momento culminante de su espectáculo –a veces no era otro que enseñarles el coño; otras llegaba a introducirse un dildo y a moverlo indolentemente mientras su público la colmaba de elogios–; imágenes de mujeres que imitaban sus movimientos, que disfrutaban siendo ella o haciéndole pensar a ella en quién miraba a quién; imágenes de parejas proponiéndole un trío, siguiendo sus instrucciones por el chat y observando cómo ella lamía un dildo del tamaño exacto de la polla que lamía la otra al otro lado. Y recordaba las palabras, los exabruptos, las frases salvajes que le dirigían en ese campo del perfil dedicado a la conversación simultánea, todas sin tildes ni haches, sin vocales, de ortografía igualmente silvana y perentoria. Te voi a follar zorra perra zorrita puta eres la mas puta de todas me gusta tu coño dime donde vives que voy y te pongo en tu sitio bajate las bragas de una vez te voy a meter la polla por el culo estas muy sola como te llamas aora metelo en la boca pedazo de puta. Se corrió.
Abrió los ojos. Miró hacia el techo.
–La loca –musitó.»
(Alberto Olmos, Alabanza, Penguin Random House, 2014)