Letras

Sueños de la balanza

Por Ezequiel Filgueira Risso, desde Asunción (Paraguay)

Grete Stern, la vanguardista fotógrafa alemana formada en la Escuela de la Bauhaus y radicada en Argentina —donde se desempeñó como profesora de fotografía en la Universidad de Resistencia de la Provincia del Chaco—, señaló sobre su fotomontaje de estilo surrealista «Sueño N. 102. El sueño de la balanza» (1948-52) que las jóvenes que sueñan atraviesan un intenso problema.

La doctora en sociología Catalina Wainerman observa en su libro La vida cotidiana en las nuevas familias: ¿una revolución estancada? (Lumiere, 2005) que buena parte de las mujeres residentes en el Área Metropolitana de Buenos Aires entre 1980 y 2001 —sobre todo las de clases sociales menos favorecidas— a pesar de incorporarse a la actividad económica y acceder a mejores niveles educativos consideraron tales avances más una respuesta frente a la exigente coyuntura socioeconómica que un modo de igualación respecto del varón, una critica o reivindicación frente al modelo patriarcal dominante. Matriz social que prescribe para la mujer —en términos ideales— orientar el sentido de la vida a través de una entrega silenciosa, sacrificada y amorosa a sus seres queridos, más allá de sus propios intereses y necesidades.

En el contexto del proyecto «Chaco Ra’ anga – Territorio acotado/expandido» —que se realiza hasta el 24 de abril en el Centro Cultural de España Juan de Salazar de Asunción (Paraguay) y visibiliza la riqueza cultural y ambiental del Gran Chaco y sus desafios— Tina Alvarenga, Daniela Benítez y Gloria Scappini ofrecieron un panorama de la actualidad de la participación comunitaria de la mujer indígena en el seminario «Genero y protagonismo», desde un ángulo que permite acercarse a la forma indígena de entender la vida y el género, en particular.

Benitez —fundadora de la primera agrupación de mujeres artesanas Nivaklé y miembro del grupo asesor ONU Mujeres— explicitó las complejas condiciones de vida de la mujer indígena —caracterizada por la triple discriminación debida a su condición de mujer, indígena y pobre— al mismo tiempo que reivindicó su  relevante rol como «madre, abuela y esposa» en la transmisión de la cultura y los valores comunitarios. «Si nuestros niños no tienen educación desde ahora —refiriéndose a la propia—, ¿cuál va a ser su historia, su idioma, cómo van a conocer a su pueblo?», señala Margarita Mbywangi, lideresa del pueblo ache Kuetuvy, en Tekopora (Cuaderno de Salazar N. º 2).

Scappini —antropóloga e investigadora de la relación entre el Estado nación y las minorías en Paraguay desde la perspectiva feminista indígena—, reconociendo que cada pueblo tiene su definición y sentido de qué es ser mujer —y, por lo tanto, de sus problemas y desafíos específicos, distintos de los formulados por la cultura occidental— valoró las funciones productivas que desempeña la mujer indígena reseñadas por Benítez, aclarando que pocas veces se las valora de ese modo.

Finalmente, Alvarenga —miembro de la Red de Mujeres Indígenas sobre Biodiversidad de América Latina y el Caribe— cerró el seminario realizando una crítica a la comunidad no indígena pero también a la que lo es al manifestar la necesidad de asegurar un cupo en las instituciones de gobierno para facilitar la participación política no solo de representantes de los pueblos indígenas sino de las mujeres indígenas. Alvarenga reforzó, así, la complejidad de la vida intra y extracomunitaria de la mujer indígena reseñada por las otras dos oradoras, además del valor y la potencialidad de su participación.

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“Chaco Ra’ anga – Territorio acotado/expandido» es un proyecto itinerante de la Cooperación Española puesto en marcha por la Red de Centros Culturales. Del 17 de marzo al 24 de abril de 2016, en el Centro Cultural de España Juan de Salazar. Coordinación General de Marta García y curaduría de la exhibición de Lía Colombino. Próximamente en las ciudades de Córdoba, Rosario y Buenos Aires.

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